Como
ya he tratado en análisis anteriores, Colombia es un país con extensos problemas
económicos, sociales y políticos. Sin embargo, para empezar a entender los
problemas reales del país no debemos culpar al entorno en su totalidad, sino
analizar la forma en que los colombianos perciben, afrontan y viven el día a día para superar su entorno.
Es
preciso ahora, preguntarnos: ¿Cuál es el problema en común de la sociedad
colombiana? es aquí donde hay una explicación algo
realista de las cualidades de los colombianos: “la indiferencia”, entendida
como el dejar hacer y el dejar pasar sin la importancia de lo que está
sucediendo. El ser indiferentes al sufrimiento del otro, mirar para el otro
lado cuando algo está pasando, pensar que como eso no me afecta a mí, no me
concierne. La falta de identidad con nuestro país, puede resolver muchas de las
preguntas de el por qué suceden las cosas que suceden en nuestro país, y por
qué aún seguimos siendo un país del tercer mundo.
No somos una sociedad colectivista,[2]
tenemos un pensamiento individual ante la vida, “El problema soy yo, me salvo
yo y el resto friéguese”[3].
Esto lo vemos reflejado en varios factores. Inicialmente, los colombianos somos
faltos de disciplina, disciplina que se ve reflejada en la impuntualidad, el
compromiso y la dificultad para trabajar en equipo. Por tal razón, es común
escuchar frases como “Programemos este evento más temprano para que la gente
llegue una hora después”[4],
frases que sin duda alguna han influido en la visión que tiene el mundo acerca
de Colombia.
Colombia es una cultura de bajo contexto, no tenemos confianza en
nosotros mismos, necesitamos algo que nos respalde la confiabilidad del otro, y
en algo este comportamiento tiene sus fundamentos en el entorno social de
violencia y mentalidad individualista de, para yo ganar el otro debe perder. Lo
estipulado en nuestra constitución “El bien común debe primar sobre el bien
particular”, realmente no sucede en Colombia.
Por aspectos como los anteriores, es que Colombia es considerada actualmente
como el país más desigual de América Latina[5],
y el cuarto más desigual del mundo con un índice de Gini de 0.58; cifras
realmente preocupantes para la visión que le damos al mundo.
La propuesta de Jaime Garzón y
de Kenji Orito Díaz[6],
es que todos los colombianos, especialmente los jóvenes que se declaran como
futuro del país, reaccionemos y asumamos el control del país. Hay que dejarle
de echar la culpa a nuestros “dirigentes”
por lo que suceda y dejar de quejarnos porque no hay personas líderes
que hagan el trabajo por nosotros.
Empecemos por ser el cambio, con las cosas más mínimas en nuestra
mentalidad de identidad, en la medida en que logremos sacar de de nuestras
mentes esos comportamientos que nos inclinan hacia la pobreza, podremos empezar
a pensar en un mejor país para todos y así mismo la visión del país hacia el
mundo cambiará, dejaran de catalogarlo como un país pobre, se romperán
estereotipos como el segundo mayor exportador de cocaína del mundo, como el
país de las “prepagos”, el país del dinero fácil, el país de los capos, etc.
[1]
Palabras de Jaime Garzón, Conferencia en la Corporación Universitaria Autónoma
de Occidente (Febrero 14 de 1997. Santiago de Cali).
[2]
En contraste con los resultados del análisis del modelo 5D de Hofstede,
en el cual Colombia aparece con un puntaje de individualismo de 13 puntos, uno
de los más bajos a comparación con otros países, dando a entender que es uno de
las culturas más colectivistas del mundo, vencido sólo por Ecuador, Panamá y
Guatemala.
[3]
Comentario del periodista Jaime Garzón en la conferencia de Febrero 14
de 1997. Santiago de Cali.
[4]
Impuntual a toda Hora, Periodico la Vanguardia, Diciembre 18 de 2009.
[5]
Según informe de la Organización de Naciones Unidas.
[6]
Conferencista colombo-japonés,
“Colombia según un japonés”, 2010, Bogotá.
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